Principios éticos que rigen la Psicología, derechos y deberes.
Uno de los mitos del que ya hemos hablado en otras ocasiones es ese pensamiento de “Yo no creo en la psicología” como si la psicología fuera cuestión de fe en lugar de una ciencia de la salud. Otro de los tópicos es “Quién tiene un buen amigo no necesita un psicólogo”. Todas estas ideas preconcebidas que tienen las personas sobre la psicología quizás sean porque no conozcan que los psicólogos tenemos un código deontológico que rige nuestra profesión.
1. Principios éticos
Este código deontológico se fundamente en una serie de principios éticos. Los cuatro fundamentales son los siguientes:
- No maleficencia: Es el principio más importante de todos. El objetivo principal de un terapeuta es no dañar.
- Beneficencia: Hace referencia a la importancia de contribuir al bienestar del paciente pero sin caer en el paternalismo ya que esto incumpliría otro de los principios como es el de autonomía. Ser paternalista es tener una actitud de “yo sé lo que es bueno para ti”. Precisamente desde la perspectiva psicoanalítica se hace especial énfasis en que no hay nadie más sabio que el paciente sobre su propia vida. Él es quién tiene que tomar las decisiones de cómo desea vivir su vida.
- Autonomía: Es otro de los principios más importantes. Tiene dos perspectivas, la del psicólogo y paciente.
- El psicólogo tiene el derecho y deber de la autodeterminación. Por ejemplo, un psicólogo que trabaje en una institución no puede justificar su conducta diciendo “he hecho lo que me dijo mi superior” debido a que estaría incumpliendo este principio. En el caso de que haya conflicto debe primar la autodeterminación.
- Para el paciente significa su capacidad para tomar decisiones. Él es quién debe fijar sus propias metas y objetivos terapéuticos. Esto rompe otro de los mitos. Un Psicólogo no da consejos ni debe responder a preguntas del tipo “¿Qué hago?”. Un terapeuta puede aportar herramientas o recursos para lograr objetivos vitales pero no marcarlos por la persona. ¿Y si el paciente está perdido? La labor en este sentido es ayudarle a descubrir su propio camino entre el caos mental. Uno de los objetivos de la terapia psicoanalítica es el autoconocimiento.
- Justicia: Tiene que ver con la no discriminación, debe primar la igualdad.
Hay otros tres principios que propuso la Comunidad Europea que basan la relación profesional entre personas.
- Vulnerabilidad: La enfermedad, el sufrimiento, la vejez, la proximidad a la muerte, el dolor, la dependencia… pueden hacernos vulnerables por eso es fundamental una buena atención y cuidado.
- Dignidad: Toda persona es digna de respeto. La dignidad está en el Ser no en el obrar. Rogers es uno de los psicólogos que hizo especial énfasis en esta idea. En consulta la base es una aceptación incondicional. No hay juicios morales, pero no hay que confundirlo con “todo vale”. Hay que diferenciar a la persona de sus conductas.
- Integridad: La enfermedad puede atacar a la integridad del ser humano y la labor terapéutica es devolverle la integridad.
2. Algunos derechos y deberes del Psicólogo.
El código deontológico nos informa de otros deberes y derechos que tenemos que tener en cuenta, como es el deber y derecho del sigilo, también conocido como Secreto profesional. Hace referencia al derecho que tienen los pacientes y sus familiares a la intimidad. Todo aquello de lo que el psicólogo no podría haberse enterado de no ser porque el paciente lo comunica en la consulta está sujeto al deber y derecho del sigilo, aunque existen unas excepciones muy marcadas para incumplir al secreto profesional. Entre ellas estaría que el paciente pusiera en riesgo su vida o la de terceros.
En este sentido, es importante conocer la ley del menor ya que nos informa que una persona menor de 12 años se le considera un sujeto con autonomía insuficiente por lo que sus tutores legales tienen derecho a recibir la información que sea conveniente para facilitar la cooperación con el psicólogo. Sin embargo, si el menor se niega, los padres tendrán la información restringida salvo excepciones como las anteriores.
Otro aspecto importante es el consentimiento informado por parte del paciente. Tiene que ver con el principio de autonomía del que antes hemos hablado. El paciente debe ser informado en todo momento y debe dar el consentimiento para realizar la terapia. También tiene la libertad para cambiar de opinión y no otorgar el consentimiento para continuar. Previamente, es imprescindible evaluar la capacidad mental del paciente para tomar decisiones por sí mismo, si la persona no puede hacerlo, el consentimiento debe ser dado por un representante.
Por otro lado, cuestiones como por qué un amigo no puede actuar como psicólogo o por qué no podemos hacer precio de amigo, también están reguladas. Podríamos ser acusados de mala praxis. Cuanto mayor sea el número de relaciones que mantengamos con una persona, mayor será el conflicto de intereses. Es decir, si estamos implicados emocionalmente con una persona, no seremos capaces de dar una atención neutral, estamos condicionados y nuestra visión estará sesgada. Es lo que se denominaría Relaciones duales.
Actualmente, la psicología está sufriendo un fuerte intrusismo laboral que puede fomentar la idea de “no creo en la psicología”. Una forma de asegurarnos que no estamos ante un falso psicólogo es informarnos en el colegio oficial de psicólogos (COP) que esa persona está habilitada para realizar una terapia psicológica. El COP es el organismo que regula la profesión y se encarga de que se cumplan estos derechos y deberes que hemos comentado. Hay muchos más, estos son únicamente algunos de ellos que esperemos que hayan servido para romper algunos de los mitos más habituales.
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