El Abuso sexual infantil es uno de los malos tratos que mayores consecuencias conlleva tanto a corto, como largo plazo. Es de suma importancia su temprana detección y tratamiento para su pronóstico. Saber qué consecuencias puede producir ayuda a su identificación.
Las consecuencias más comunes pueden manifestarse de manera diferente en cada etapa evolutiva:
- En la etapa prescolar debido a la dificultad de expresión se observan cantidad de problemas somáticos como son los dolores de cabeza, de estómago, la enuresis y la encopresis. También es característico que aparezca un retraso en el desarrollo u otros síntomas de tipo internalizantes como podrían ser la ansiedad y/o el retraimiento. Es muy común el trastorno de estrés post traumático (TEPT) y especialmente relevantes son las conductas sexualizadas.
- En la etapa escolar pueden persistir algunos de los síntomas, pero también comienzan a ser relevantes otros como los externalizantes (conductas agresivas u otro tipo de problemas conductuales). Del mismo modo, aparecen los problemas con los iguales, el bajo rendimiento escolar y problemas emocionales, entre otros.
- En la adolescencia las consecuencias son similares a las encontradas en la etapa escolar. Algunos problemas diferentes que caracterizan este rango de edad son; las conductas delictivas, los trastornos alimenticios, los problemas de salud física, el consumo de drogas, las conductas sexuales tempranas y de riesgo y la existencia de un mayor riesgo de conductas suicidas y autolíticas.
- Puede suceder que las víctimas no hayan mostrado efectos del abuso y que comiencen a hacerlo tiempo después, incluso en la edad adulta. Puede ser causa de depresión, baja autoestima, diferentes trastornos de ansiedad y problemas con las relaciones sexuales. Pueden ser personas que les cueste relacionarse y confiar en los demás, sobre todo si el vínculo con el abusador era estrecho. También pueden desarrollar diferentes trastornos de personalidad, conductas delictivas, violencia, mayor probabilidad de abusar de otras personas y conductas de riesgo relacionadas con la sexualidad, la drogadicción y alcoholismo. También pueden tener mayor riesgo de revictimización, es decir, riesgo de sufrir un abuso sexual en la edad adulta.
Un abuso sexual infantil no tiene por qué generan un trauma en la persona, depende de algunas variables tanto personales, como del entorno, como del tipo de abuso sexual. Sin embargo, ante el conocimiento de un abuso sexual, aunque no existan consecuencias a corto plazo, sería conveniente realizar un proceso terapéutico.
La labor preventiva es de suma importancia para que se reduzcan los efectos a largo plazo. Como se ha mencionado, en la edad adulta pueden ser visibles algunos de esos efectos que hasta entonces parecían dormidos. Por ejemplo, en el ámbito de terapia sexual, se observa que al indagar en la historia personal de cada individuo en un alto porcentaje existen abusos sexuales en la infancia.
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