#YOMEQUEDOENCASA
Estábamos viviendo un momento social en el que, como ya hemos comentado en varias ocasiones, los niños parecían “pequeños ejecutivos”, es decir, tenían casi más actividades y obligaciones que los adultos.
Por la mañana, 6 horas de cole, por la tarde, deberes, clases de inglés, natación, violín y los findes de semana, partido y concierto.
Llevábamos advirtiéndolo tiempo, los niños no juegan, y el juego es crucial tanto para el desarrollo de la inteligencia, como para el simbolismo y la creatividad. Es, desde el aburrimiento, donde los niños imaginan, fantasean, realizan juegos espontáneos, crean obras de arte, etc.
Recuerdo pasear por el parque en el que pasé mi infancia con mis yayos, y no ver ni un niño o niña jugando. Cuando yo era niña, corríamos jugando al escondite, al pilla-pilla, a ser jardineros, a buscar piedras preciosas cual tesoro, en fin, pasábamos las tardes, inventando y creando. Ahora, la imagen que veía era de niños en bares con sus padres enchufados a un móvil o una Tablet, recibiendo millones de estímulos por segundo y por supuesto, con el juego ya creado. El juego ya viene con los personajes, con las normas, NO TIENES QUE PENSAR.
Ahora, sin embargo, nos hemos chocado de bruces con el “parar”. De repente los niños no tienen cole, ni violín, ni judo ni tenis, ni inglés, ni alemán. Ahora los niños, SE ABURREN.
Debemos de aprovechar este confinamiento para explicarles a los niños que el aburrimiento no es malo, que nos incita a imaginar nuevos mundos, nuevas actividades…los niños han de tener un espacio para jugar, para ser libres.
Intentemos huir de las tablets y los videojuegos lo máximo posible, y que saquen todos esos coches, herramientas, muñecas, dinosaurios, instrumentos, etc y que jueguen. Es nuevo para todos, porque desgraciadamente, hay niños que hoy por hoy, no saben jugar.
Dejémosles que disfruten, porque el juego, también es aprendizaje. Que aprendan del aburrimiento, de la frustración, y que entiendan, que no todo puede ser ahora y ya, como estamos acostumbrados en la sociedad del click. El niño que juega, aprende a manejar su angustia, a conocerse y plantearse en un mundo exterior en la relación con otros.
Por lo tanto, el juego influye en la regulación emocional, en el desarrollo de la personalidad, en el desarrollo del lenguaje, en el conocimiento social y de roles y por ende, en la inteligencia.
Participemos con ellos de los juegos, historias de piratas, de hadas, de monstruos, etc.. encontraremos un lugar en el que generar vínculos, una evasión para la angustia, y sobre todo, encontraremos placer.
En PsicoTorres continuamos atendiendo de manera on line. Si necesitas de nuestra ayuda en estos momentos, nuestro equipo estará encantado de acompañarte.
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