Siguiendo en la linea de los post anteriores, vamos a hablar de la importancia de la intimidad y la sexualidad de las parejas. En consulta, es otra de las áreas que con mayor frecuencia encontramos en temática de pareja, ya sea para tratar en terapia individual o en terapia de pareja.
La relación de pareja es un contexto íntimo en el que las personas buscan la satisfacción de algunas de las necesidades interpersonales básicas: necesidades sexuales y necesidades de intimidad emocional. Si estas necesidades no se resuelven de forma satisfactoria, los intercambios conflictivos, marcados por la reciprocidad negativa, aparecerán con facilidad de forma frecuente.
En las relaciones de pareja participan diferentes sistemas interconectados. Su buen funcionamiento es necesario para tener buena vinculación afectiva y sexual. Estos sistemas están influidos por los modelos operativos internos de las personas, es decir por creencias, emociones, expectativas, actitudes, etc. acerca de uno mismo y los demás. Los sistemas más influyentes en las relaciones de pareja son:
1. Sistema de apego:
Lo activamos ante situaciones de amenaza para lograr la propia seguridad en la figura de apego. Refleja la necesidad de estar vinculado con el otro, es decir, la necesidad de intimidad.
2. Sistema de cuidados:
Lo activamos para reducir el sufrimiento del otro y/o para satisfacer sus necesidades. Hace referencia a la competencia para satisfacer o atender las necesidades de la pareja. Existen tres tipos de cuidados que corresponden a los tres estilos de apego:
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- Sensibles: responde a las necesidades del otro de manera altruista. Esta relacionado con el apego seguro.
- Compulsivos: son personas ansiosas con miedo a la pérdida. Cuidan compulsivamente y está relacionado con el apego inseguro de tipo ansioso.
- Controladores: cuidan desde el malestar y enfado. Quieren neutralizar la demanda del otro porque les inquieta. Se asocia con el apego inseguro de tipo evitativo. Llevados al extremo lo podemos relacionar con el maltrato.
3. Sistema de exploración:
Lo activamos cuando percibimos una base de seguridad (figura de apego que aporta cuidados sensibles). Su activación permite la indagación tanto del mundo interno de la persona (emociones, pensamientos, etc.) como del mundo externo (mundo interno del otro, etc.).
4. Sistema sexual:
El objetivo del sistema sexual es la satisfacción erótica. Se manifiesta a través del deseo erótico, el cual es una emoción subjetiva y compleja que pone en marcha conductas autoeróticas o compartidas. Existen dos vertientes del deseo acordes con dos necesidades básicas, las cuales deben estar en equilibrio. Un desajuste en ellas produce malestar. Estas dos vertientes son:
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- Egocéntrica: centrada en la propia satisfacción. Tiene que ver con la necesidad de diferenciación del yo o autonomía emocional. Recordamos que necesitamos una base de seguridad para poder explorar las propias sensaciones.
- Alocéntrica: consiste en poner el propio cuerpo al servicio del deseo del otro. Es un tipo de respuesta o cuidado sensible que permite satisfacer necesidades básicas del otro.
Otro concepto teórico, importante a mencionar, para comprender mejor como podemos fomentar, la intimidad y sexualidad de las parejas es el de COLUSIÓN. ¿Qué significa? una colusión es un acuerdo implícito entre los dos miembros de la pareja sobre cómo es la relación y qué roles representa cada uno de ellos. Hace referencia a dos roles, el progresivo y el regresivo.
1. Progresivo:
Su rol es activo, tiene más poder en la relación. Se encarga de proteger y del cuidado del otro. Toma decisiones propias y por la pareja. Tiene el papel del «fuerte» en la relación.
2. Regresivo:
Su rol es pasivo, tiene menos poder. Es el que más pierde en la relación. Tiene el papel del «desvalido».
En las relaciones de pareja sanas hay que compartir ambos roles. De no ser así, habrá conflictos. Ambos tienen que mostrar sus debilidades y dejarse cuidar. La combinación de estos roles es lo que permite satisfacer las necesidades de intimidad, autonomía y sexualidad.
Paradójicamente, es un signo de madurez tener la capacidad de mostrar vulnerabilidad y demandar el cuidado del otro. Esto es la paradoja de la dependencia. La dependencia tiene mala fama, pero no olvidemos que en cierto grado debe ser entendida como necesidad de confiar en el otro. Las personas que aceptan esta necesidad son más autónomas debido a que disponen de la base de seguridad necesaria para explorar su mundo interno y el mundo interior del otro.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de los LIMITES:
La pareja tiene que tener unos límites flexibles, permeables y en equilibrio respecto al exterior (terceras personas) e interior (ambos cónyuges). Entre los cónyuges lo ideal es que exista un equilibrio entre su propia individualidad e intimidad. Es importante que pasen tiempo libre en pareja, en soledad, también con amigos por separado, con amigos en pareja y con la familia.
Todo lo que hemos ido mencionando afecta a la intimidad y la sexualidad de las parejas. Podemos pensar que es más evidente que afecte a la intimidad, pero a la sexualidad también, ya que esta no se reduce únicamente al coito y a lo genital. La Sexualidad es una expresión del ser, una forma de amar, de expresar vulnerabilidades y dependencias.
Podemos caer en la falsa creencia que una terapia sexual se basa en eliminar únicamente los síntomas de las disfunciones sexuales. Esto no puede ser así, ya que el origen de ellos, por ejemplo, puede tener de base problemas de comunicación en la pareja o pueden estar influyendo estructuras de personalidad que hay que analizar previamente.
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